Queridos amigos, el verano ha sido increíble. Lleno de actividades, siento mucho no haber tenido tiempo para escribirles. Estoy preparando una crónica, que espero tenerla este domingo terminado. Pero por el momento os adelanto esta reflexión de Iñigo uno de los voluntarios que ha estado aquí. Espero que disfrutéis esta pequeña reflexión igual que yo la he disfrutado.
"Lejos de casa y sin conocer a nadie, este país me ha inundado de sentimientos positivos. A cada persona que mires te contesta con una enorme y feliz sonrisa. El idioma universal es la sonrisa y sin ella seriamos seres de piedra, sin sentimientos.
Hemos venido a aquí a ayudar y a dar todo lo que esta nuestras manos, pero también esta acción ha sido correspondida por los burundeses, que sin poder conocerlos en profundidad, ya que no he podido comunicarme con ellos cómodamente por no saber francés y poco ingles, nos han entregado todo lo posible de cada uno de ellos.
La convivencia con los burundeses ha sido muy agradable, ya que el primer día ya éramos una gran familia unidos por una misma fe, que ha ayudado a la comprensión entre ambos, ya que las costumbres son muy distintas, pero con los mismos problemas y dificultades.
(La descripción de los voluntarios españoles me la salto porque no tiene trascendencia)
En este país todos son pobres, a todos les falta algo esencial, ya sea una olla, unos zapatos, una gorra (muy apreciada por el sol que brilla en África), una camiseta…
Este país es el país de la fe, porque sin ella no se sostendría, la gente a pesar de estar faltos de material están llenos de Dios.
La oración aquí me ha ayudado a compartir y a darme fuerzas cuando me sentía agotado, en ella me sentía bien. Con el patiri hemos visto que una misa no ha de ser tan aburrida y hay un porqué creer en Dios.
La gente apenas tiene que comer y muy pocos disfrutan del agua corriente, muchos niños tienen las piernas con múltiples heridas, sarna, tiña,…, les faltan miembros…
Nos lo han dado todo, todo, todo.
Todo son buenas maneras y sonrisas, enseguida te “obligan”, invitan a sentarte y te ofrecen algo de beber así como te presentan a cuantas personas son cercanas a ellos. Serviciales y alegres SIEMPRE. Dan siempre lo mejor de ellos y lo mejor que tienen, aun teniendo muy poco.
Los coches, taxis y autobuses todos son importados y viejos, todos hacen ruidos extraños. Un día, de excursión a un poblado batua, que estaba en la cima de una montaña, el autobús en el que viajábamos decidió romperse a kilómetro y medio de la cima, la ballesta de la rueda trasera izquierda se hizo añicos y tuvimos que subir a pie, de vuelta (cuatro horas después mas o menos), el autobús destrozado y el chofer seguían en el mismo estado a la espera de que llegara un mecánico para arreglarlo allí, en medio de la nada. Ese mismo día, camino de otro poblado, la rueda trasera izquierda, otra vez, con eje incluido se salio del autobús dándonos un buen susto y pudiéndose llevar por delante a cualquiera y matarlo, suerte que no paso nada. Gracias a esta desgracia conocimos un poblado muy agradable al lado de la carretera en medio de la nada en la que los niños huían de los mzungus (hombre blanco). También existe el moto-taxi en el que si tú lo deseas puedes conducir y el conductor se sube de paquete. Todo el mundo pita todo el rato dado a el gran transito de viandantes y mucha circulación.
Los hombres que son amigos van por la calle agarrados de la mano. Hay un gran respeto por los mayores y los niños comparten todo (si le das un caramelo a un niño y al lado hay otro que se ha quedado sin caramelo, el primero lo partirá y le dará un trozo al segundo).
El agua corriente y la luz en las casas no es muy corriente, esto incentiva notablemente a la falta de buena salud. Los caminos y carreteras a menudo presentan grandes agujeros y lo que provoca que a veces sea mas seguro circular por el arcén de tierra, por el que transita mucha gente. Algunas personas tienen que andar mucho para conseguir agua, algunas dedican toda la mañana para esto.
No hay agua corriente por lo que la higiene diaria no es regular. Los niños presentan calvas, producto de enfermedades y suelen ir vestidos con ropas sucias y roídas. Dimos unas clases para que aprendiesen a lavarse los dientes y les dimos un cepillo, así como les enseñamos a lavarse las manos antes de comer y a mantener la casa limpia.
Toda acción era respondida con alegría. Al contrario que en Europa, la gente sonríe porque vive. Y las misas, al ser mas activas y alegres, además de largas (dos horas y media) se llenan de cantos, bailes, palmas y música, mucha música, algo que agrada al creyente mucho más de lo que lo hace en Europa.
Una maravillosa playa en el lago, con olas y todo, paradisiaca. En ella reímos, jugamos, compartimos y disfrutamos de un maravilloso día con los niños y voluntarios burundeses. Recuerdo una brisa de lo más agradable. Otro día fuimos solo los españoles a Bora-Bora, es un restaurante a pie de playa con piscina incluida en el que pasamos un precioso día de relax. Jugamos al voleibol, bebimos cerveza, nadamos una australiana y cenamos pizza en un ambiente de lo más cómodo y atractivo.
Habana era como Pachá Burundi, solo la gente pudiente estaba allí, lo pase genial bailando y hasta conocí a una ruandesa cuyo nombre nunca recordaré con la que pase un buen rato. Conocimos también otra discoteca más común en África en la que el olor a sudor era insoportable y sonaba salsa a todas horas.
Preciosos animales habitan estas tierras hipopótamos, aves vistosas… y muchos mosquitos.
La media por familia son 6 hijos, de los cuales uno de cada tres muere antes de los 18 años. La esperanza de vida esta en los 50 años.
Una bola de fuego cuelga del cielo y hace insoportable la estancia prolongada a la luz del sol. Sudar hasta parecer que acabas de salir de la ducha se repite varias veces al día. La brisa es otro bien muy preciado. En quince días solo ha llovido un día y solo durante unos minutos.
Al observar tal situación el corazón parece que se te encoge y deseas no volver a ver tal cosa, pero con el tiempo, pocos minutos, ves tal felicidad en la gente que te sientes millones de años luz mejor que en España haciendo algo que te llene de verdad.
Me he desquiciado con unos morenos que reían mientras yo daba todo de mí y he deseado algo malo para ellos, algo que fue una equivocación y de la que me arrepiento.
Recibir, recibir, recibir, durante todo el viaje he recibido un montón de cosas, sobre todo sensaciones y emociones, todas positivas.
Los niños lo han pasado genial con nosotros, siguiéndonos y buscándonos para jugar con ellos a todas horas. Las niñas de siete años eran capaces de llevar a su hermanito atado a su espalda con un simple pareo.
Quiero que esta maravillosa sensación interior no se esfume nunca y ahora como siempre me sienta feliz y triste porque no puedo seguir ayudando y colaborando con el que mas lo necesita. Que este sentimiento me de fuerzas para vivir y creer en que todo puede ser mejor de lo que es. Y que nunca es suficiente.
Hasta pronto, África, querida mía."
Hemos venido a aquí a ayudar y a dar todo lo que esta nuestras manos, pero también esta acción ha sido correspondida por los burundeses, que sin poder conocerlos en profundidad, ya que no he podido comunicarme con ellos cómodamente por no saber francés y poco ingles, nos han entregado todo lo posible de cada uno de ellos.
La convivencia con los burundeses ha sido muy agradable, ya que el primer día ya éramos una gran familia unidos por una misma fe, que ha ayudado a la comprensión entre ambos, ya que las costumbres son muy distintas, pero con los mismos problemas y dificultades.
(La descripción de los voluntarios españoles me la salto porque no tiene trascendencia)
En este país todos son pobres, a todos les falta algo esencial, ya sea una olla, unos zapatos, una gorra (muy apreciada por el sol que brilla en África), una camiseta…
Este país es el país de la fe, porque sin ella no se sostendría, la gente a pesar de estar faltos de material están llenos de Dios.
La oración aquí me ha ayudado a compartir y a darme fuerzas cuando me sentía agotado, en ella me sentía bien. Con el patiri hemos visto que una misa no ha de ser tan aburrida y hay un porqué creer en Dios.
La gente apenas tiene que comer y muy pocos disfrutan del agua corriente, muchos niños tienen las piernas con múltiples heridas, sarna, tiña,…, les faltan miembros…
Nos lo han dado todo, todo, todo.
Todo son buenas maneras y sonrisas, enseguida te “obligan”, invitan a sentarte y te ofrecen algo de beber así como te presentan a cuantas personas son cercanas a ellos. Serviciales y alegres SIEMPRE. Dan siempre lo mejor de ellos y lo mejor que tienen, aun teniendo muy poco.
Los coches, taxis y autobuses todos son importados y viejos, todos hacen ruidos extraños. Un día, de excursión a un poblado batua, que estaba en la cima de una montaña, el autobús en el que viajábamos decidió romperse a kilómetro y medio de la cima, la ballesta de la rueda trasera izquierda se hizo añicos y tuvimos que subir a pie, de vuelta (cuatro horas después mas o menos), el autobús destrozado y el chofer seguían en el mismo estado a la espera de que llegara un mecánico para arreglarlo allí, en medio de la nada. Ese mismo día, camino de otro poblado, la rueda trasera izquierda, otra vez, con eje incluido se salio del autobús dándonos un buen susto y pudiéndose llevar por delante a cualquiera y matarlo, suerte que no paso nada. Gracias a esta desgracia conocimos un poblado muy agradable al lado de la carretera en medio de la nada en la que los niños huían de los mzungus (hombre blanco). También existe el moto-taxi en el que si tú lo deseas puedes conducir y el conductor se sube de paquete. Todo el mundo pita todo el rato dado a el gran transito de viandantes y mucha circulación.
Los hombres que son amigos van por la calle agarrados de la mano. Hay un gran respeto por los mayores y los niños comparten todo (si le das un caramelo a un niño y al lado hay otro que se ha quedado sin caramelo, el primero lo partirá y le dará un trozo al segundo).
El agua corriente y la luz en las casas no es muy corriente, esto incentiva notablemente a la falta de buena salud. Los caminos y carreteras a menudo presentan grandes agujeros y lo que provoca que a veces sea mas seguro circular por el arcén de tierra, por el que transita mucha gente. Algunas personas tienen que andar mucho para conseguir agua, algunas dedican toda la mañana para esto.
No hay agua corriente por lo que la higiene diaria no es regular. Los niños presentan calvas, producto de enfermedades y suelen ir vestidos con ropas sucias y roídas. Dimos unas clases para que aprendiesen a lavarse los dientes y les dimos un cepillo, así como les enseñamos a lavarse las manos antes de comer y a mantener la casa limpia.
Toda acción era respondida con alegría. Al contrario que en Europa, la gente sonríe porque vive. Y las misas, al ser mas activas y alegres, además de largas (dos horas y media) se llenan de cantos, bailes, palmas y música, mucha música, algo que agrada al creyente mucho más de lo que lo hace en Europa.
Una maravillosa playa en el lago, con olas y todo, paradisiaca. En ella reímos, jugamos, compartimos y disfrutamos de un maravilloso día con los niños y voluntarios burundeses. Recuerdo una brisa de lo más agradable. Otro día fuimos solo los españoles a Bora-Bora, es un restaurante a pie de playa con piscina incluida en el que pasamos un precioso día de relax. Jugamos al voleibol, bebimos cerveza, nadamos una australiana y cenamos pizza en un ambiente de lo más cómodo y atractivo.
Habana era como Pachá Burundi, solo la gente pudiente estaba allí, lo pase genial bailando y hasta conocí a una ruandesa cuyo nombre nunca recordaré con la que pase un buen rato. Conocimos también otra discoteca más común en África en la que el olor a sudor era insoportable y sonaba salsa a todas horas.
Preciosos animales habitan estas tierras hipopótamos, aves vistosas… y muchos mosquitos.
La media por familia son 6 hijos, de los cuales uno de cada tres muere antes de los 18 años. La esperanza de vida esta en los 50 años.
Una bola de fuego cuelga del cielo y hace insoportable la estancia prolongada a la luz del sol. Sudar hasta parecer que acabas de salir de la ducha se repite varias veces al día. La brisa es otro bien muy preciado. En quince días solo ha llovido un día y solo durante unos minutos.
Al observar tal situación el corazón parece que se te encoge y deseas no volver a ver tal cosa, pero con el tiempo, pocos minutos, ves tal felicidad en la gente que te sientes millones de años luz mejor que en España haciendo algo que te llene de verdad.
Me he desquiciado con unos morenos que reían mientras yo daba todo de mí y he deseado algo malo para ellos, algo que fue una equivocación y de la que me arrepiento.
Recibir, recibir, recibir, durante todo el viaje he recibido un montón de cosas, sobre todo sensaciones y emociones, todas positivas.
Los niños lo han pasado genial con nosotros, siguiéndonos y buscándonos para jugar con ellos a todas horas. Las niñas de siete años eran capaces de llevar a su hermanito atado a su espalda con un simple pareo.
Quiero que esta maravillosa sensación interior no se esfume nunca y ahora como siempre me sienta feliz y triste porque no puedo seguir ayudando y colaborando con el que mas lo necesita. Que este sentimiento me de fuerzas para vivir y creer en que todo puede ser mejor de lo que es. Y que nunca es suficiente.
Hasta pronto, África, querida mía."
Iñigo!!! enohrabuena!! es el mejor espejo de lo que hemos vivido todos!! no se me ocurren mejores palabras, mejores fotos, mejores sensaciones para describir los 16 días que hemos compartido. Gracias, porque leyendo esto cada día va a ser imposible que olvide nada de lo que hemos pasado!!!
ResponderEliminarGracias Joaquin, Dani y Patiri Rodrigo por la acogida y el apoyo, porque pese a que pareciera que no iba a salir algo...al final siempre lo habeis solucionado!!!
Una experiencia vital única que hubiera sido imposible sin todos vosotros.
GRACIAS!!!
Un abrazo enorme.
Carmen