martes, 2 de febrero de 2010

El Testimonio de una de las Voluntarias de Navidad

Queridos Amigos; 

          Queria compartir con vosotros el testimonio que Margarita Diosdado, una voluntaria que nos acompaño durante las navidades. Espero que lo disfruteis como yo lo he hecho.

UNOS DÍAS DE MI VIDA
"Hola. Me llamo Margarita y me han pedido que de un pequeño testimonio de los días que hemos pasado un grupo en Burundi, África. La verdad es que me ha costado mucho sentarme a escribir, porque aunque han sido muy pocos días, apenas dos semanas, cuando aterrizaba en Barajas sabía que no había sido capaz de asimilar todo lo que allí hemos visto, vivido, sentido… He necesitado aun tiempo aquí de reflexión y oración, de intentar reubicarme en mi anterior vida, pero ¿cómo iba a hacerlo ahora? Yo ya no era la misma. Os explicaré por qué.
No voy a hablaros de todo lo que ya habéis oído millones de veces referente a la pobreza, la falta de medios, de cultura… porque aunque os lo intentara explicar, hay que estar allí para verlo, para sentir el desgarro del alma cuando oyes a uno de los niños llorar desconsoladamente porque tiene hambre de días, para oler la podredumbre… Da igual lo que hayáis escuchado o visto por la tele, hay que ir allí para comprenderlo realmente. Os quiero hablar de un hambre y una pobreza distinta. Esas personas sienten un hambre tremenda de cariño, de falta de atención, de afecto: algunos extrañan el amor de sus padres que murieron en las matanzas étnicas, otros tal vez de sida o de alguna otra enfermedad… Otros sienten la falta de amor de sus propios conciudadanos que viven a expensas de ellos, gobernando sus países sin mirar a las personas de la calle que carecen de lo más básico, que no se molestan en construir carreteras, escuelas, hospitales… Otros sienten el olvido del resto del mundo, que vamos a veces a pasar unos días, vemos aquella realidad y volvemos a nuestras casas calentitas y sólidas mientras que ellos permanecen allí, en el fondo de su pozo. Supongo que habrás escuchado el dicho: “el mejor desprecio es no hacer aprecio”. Y también imagino que en algún momento de tu vida has sentido ese desprecio de sentirte ignorado por alguien, de no sentirte amado por alguien… Pero te pregunto: ¿alguna vez ese desprecio te ha llevado a una situación tan dura como ver morir a tu hijo entre tus brazos porque no sabes qué enfermedad tiene, por ejemplo? Sentir que no vales nada para alguien es duro, pero que esa circunstancia ate de manos a todo un continente, que se vean impotentes ante las enfermedades, el autoabastecimiento, el desarrollo… 
Me imagino si yo fuera uno de ellos… sentiría rabia, envidia, frustración… en cambio ellos son personas afables, acogedoras, cariñosas, cantarinas, sonrientes… ¿por qué nuestros hijos tienen depresión infantil y esos niños sin zapatos juegan y cantan a todas horas? Hablamos de la adopción, de sacar a esos niños de allí, pero ¿de verdad creemos que nuestros niños son más felices que los suyos? Creo que ni los niños ni los adultos. Tienen menos cosas, pero son más felices. ¿por qué? Porque han aprendido a perdonar al que mató a su familiar porque sin esa lección no podrían ser felices y nosotros nos empeñamos en regodearnos en nuestros rencores, han aprendido que la vida no es justa, pero que tiene más cosas por las que sonreír que por las que llorar, que auto compadecerse no va a darles nada, ni zapatos, ni al ser que perdieron, ni en definitiva la felicidad… La vida les ha enseñado que no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita y no pasan sus días suspirando por lo que tienen otros, sino cantando y disfrutando con las personas que aun tienen entre ellos. Y creo que esta es la lección más dura y bonita: han aprendido que sólo pueden contar con vivir hoy y se sienten agradecidos por ello y por eso hoy van a cantar, van a comer en familia, van a beber una enorme cerveza Primus, van a agradecerle a Dios lo que si tienen.
Me pregunto ahora qué puedo hacer yo por ellos. No siento remordimientos porque en mi vida tenga ciertas comodidades, y no me refiero a ropa de marca o las mechas, sino a cosas tan básicas como ventanas en la casa y agua corriente… incluso electricidad. Al principio sentía una esquizofrenia: si sentía remordimientos porque la única diferencia entre esa chica que me acogió y yo es que ella tuvo la mala suerte de nacer allí y yo la suerte de nacer aquí; pero por otro lado yo no tengo la culpa de esa situación… pero aunque yo no tenga la culpa de muchas injusticias de la vida, si quiero ser parte de la corrección de las mismas ¿no? Por un sentido de justicia y de sentirme miembro de la humanidad, hermana de algún modo de aquellas personas. Entonces… ¿qué puedo hacer yo? ¡Hay tanto por hacer! Ahora estamos viendo el horror de Haití, y sentimos lo mismo: hay tanto que hacer allí que parece que mi ayuda podría ser como una gota en el desierto. Pero como dice una canción muy tonta: una gota junto a otra hace oleaje, juntas mares, océanos… Yo quiero ser esa gota y te pregunto si quieres ser gota conmigo. No sé si recomendarte que vayas para conocer aquello en primera persona, yo aun sigo rumiando (y por qué no reconocerlo, a veces aun sigo llorando por algún recuerdo), pero no hace falta conocerlo en vivo para saber que puedes cambiarlo, para hacerlo. 
Ahora mi perspectiva de la vida y la muerte, de las cosas y la carencia de ellas, del amor y el desamor, del daño y el perdón… es completamente distinta.
Supongo que resumiendo todo este rollo, podría deciros mi testimonio en una frase: ama, hoy, todo lo que puedas, desde las personas que tienes más cerca a las que nunca has conocido, vive y canta hoy como si no fuera a haber mañana, perdona  hoy de corazón y si te cuesta pídeselo a la Madre, da hoy al que no tiene lo que esa persona necesite y confía que Dios te mira con ojos de Padre amoroso y por eso nunca te va a faltar nada de lo verdaderamente importante."

4 comentarios:

  1. Muchas gracias Margarita! rezo por Burundi, por el Padre Rodrigo Delazar y todos quienes sirven a esa gente y especialmente a esos niños...
    con cariño desde Temuco, Chile

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias por el testimonio Margarita, somos millones de gotas que vamos a formar el buque insignia de los océanos (je,je),el Espíritu de Burundi en España ya está en marcha.
    ¿Estáis ON?

    Enrique Núñez.

    ResponderEliminar
  3. Llevo aprox. un mes escuchando su programa (Confidencias, domingos a la una de la madrugada) en Radio María y también pude escuchar estas Navidades ese programa desde Burundi. Es una delicia escucharla. Gracias. P.

    ResponderEliminar