lunes, 2 de marzo de 2009

PEQUEÑO HOMENAJE A ALEJANDRO BATALLA, un gran médico y una mejor persona.



Querido Alejandro o Batalla, como te solía llamar. Una vez escuche que a una persona no se la conocía de verdad hasta que moría, porque los hombres cambiamos tanto que en ocasiones nos sorprendemos de lo que podemos llegar hacer. Pero por suerte este no es tu caso, siempre fuiste un hombre bueno, siempre dispuesto a escuchar y ha echar una mano.

Alejandro, querido Doc. Batalla, voy a intentar transmitirte todos los sentimientos que hay en mi corazón, pero las palabras son pobres herramientas en mis manos para ello. Mis recuerdos cerca de ti empiezan temprano, cuando trabajabas en el centro de salud de aravaca. Eran mi medico de familia. Siempre fuiste un medico muy humano, dispuesto a escuchar los problemas de los más, no solo ha llegar con la píldora que cura todos los males.
Después nos volvimos a encontrar en Lourdes. Hay fue donde te conocí de verdad, donde te valore y te admire como persona. Ahora mismo recuerdo con cariño varias guardias que compartimos, sin parar de reír. Cuantas conversaciones tuve la suerte de compartir contigo en las diferentes peregrinaciones que compartimos. Cuantas veces me ofrecistes ir a ducharme a tu cuarto del hospital o a dormir una pequeña siesta. Cuantos buenos momentos compartimos.
Recuerdo con mucha nostalgia las tardes que compartimos en tu casa hablando de África. Si estoy aquí en Burundi ahora mismo en parte es gracias a ti. A todo lo que me animaste. Todas las noches rezo delante de la cruz que me regalastes el día antes de venirme por primera vez.
Me acuerdo que muchas veces me decías que si las cosas en España seguían así te venias conmigo a Burundi. Ahora estoy seguro que en todos esos momentos que compartimos tu ya sabias que estabas enfermo, pero nunca quisistes decirlo para no preocuparme.
Que buenos momentos compartimos con el Padre Jean cuando vino de Benin. Con que cariño le acogistes en tu casa. Que amor tenias por África. Aun recuerdo cuando me hablabas de tus viajes a Costa de Marfil, a Benin...
Querido Alejandro desde los más profundo de mi corazón solo surgen palabras de agradecimiento y reconocimiento. Fuiste un gran medico y una mejor persona. Siento el dolor humano de no haber podido despedirme de ti. De saber que no voy a volver a verte en un tiempo. Pero me alegra y consuela saber que ahora mismo estas en el cielo, con la Mater. Se que aun sigues cuidándonos y preocupando te por nosotros desde hay. Me entere tarde que estabas enfermo y no llegue a tiempo si quiera de llamarte, pero quiero que sepas que te acompaño con mi oración que es lo más importante que tengo.

Gracias querido Alejandro,

espero que nos veamos en el cielo, tu ya estas ahí...

Acuerdate, piadosa Virgen María,
que jamás se ha oído decir
que haya sido abandonado
ninguno de cuantos han acudido a ti
implorando tu ayuda.
Animado con esta confianza,
a ti también acudo,
Madre bondadosa,
y me atrevo a implorarte
a pesar de mis pecados.
No deseches mis súplicas,
antes bien, escúchalas
y acógelas con piedad.
Amén

Bajo tu amparo nos acogemos,
Santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades;
antes bien, líbranos siempre de todo peligro,
Virgen gloriosa y bendita,
recuerda con cariño
a tu hijo Alejandro.
Amen

2 comentarios:

  1. Joaquín pasate por mi blog para recoger un premio
    Un abrazo
    María Herrero

    ResponderEliminar
  2. Salías al jardin a abrir para dejarme entrar siempre a tu casa. Así también era tu corazón, unas puertas abiertas... Aún no me lo creo Alejandro. Nunca pensé que fueras a morirte y no me acostumbro. Todas las noches pienso dos veces si será verdad lo que ha pasado. Nunca me lo imaginé, ya ves, pensaba que una persona así, nunca se moriría. Tengo tu crucifijo, las horas de cariño juntos y ahora, un largo camino sin ti. Qué difícil es esto. Te gustó estar fuera de fotos y dentro de nuestros corazones. La verdad, ver como están vaciando tu casa ya llena de escombros, es un puñal clavado, una cruz. Aún tengo las llaves de tu casa (tu sabes por qué), tus sms, tus fotos, tus dedicatorias, etc... pero lo mejor que me queda es tu memoria, esa que tu nunca perdiste jamás.¡Te lo dije y acerté! Te llevarás el secreto de la "coca cola" de los seres humanos. Todos te consumimos mientras estuviste y nunca supimos tu secreto, pero todos estabamos contigo. Te dije hace meses que me gustaría que leyeses en mi boda, y claro, tu encantado (¡imagínate yo!)No podrá ser posible, y eso me mata. Se que te enfadaría verme así, pero se está haciendo muy difícil. ¡maldita sea! Echo de menos hablar contigo. Alejandro, cuidate mucho donde estés. Ha pasado algo de tiempo y se me está haciendo muy duro, mucho, pero jamás te dejaré, jamás te olvidaré... Un beso muy grante. Te quiere siempre: Fer. Te quiero mucho...

    ResponderEliminar